El hojaldre ha sido para mi un
gran descubrimiento. Es muy versátil porque permite cocinarlo de múltiples
formas, así como acompañarlo, creo, de cualquier tipo de alimento: carne,
pescado, verduras…
Tener en el congelador una lámina
de hojaldre o una de masa quebrada/brisa es un gran recurso para aquellos
momentos que no sabes qué hacer de cenar o para aquellas visitas inesperadas o
invitaciones de última hora.
En
este caso se trata de crusanitos de jamón y queso. Pero la gracia es que
admiten cualquier relleno. Y cumplen muy bien como aperitivos para una comida,
cena o incluso en una merienda.
Ingredientes
1 lámina de hojaldre refrigerada
o congelada
Jamón de york
Queso (yo uso queso en cubos que
venden en los supermercados Mercadona, que se suelen añadir a las ensaladas e
incluye dos tipos, curado y cheddar, aunque sirve cualquier tipo y forma de
queso)
1 huevo batido
Elaboración
Encendemos el horno a 200º con
fuego arriba y abajo.
Extendemos la lámina de hojaldre
sobre una superficie lisa. Con la ayuda de un cortapastas o un cuchillo hacemos
un corte paralelo a lado más largo de la lámina (si ésta tiene forma
rectangular).
Con el cortapastas iremos
cortando triángulos en cada media lámina de hojaldre, de manera que nos quedaran
unos triángulos de base corta y alargados.
Esta es una forma de cortar los
triángulos, pero hay más (hacer cuadrados y cortarlos en diagonal…). Al final
se trata de escoger la forma que nos guste más o como creamos que quedarán
mejor los crusanitos una vez hechos.
Cogemos cada uno de los
triángulos y pondremos encima de la base corta un trocito de queso y un trocito
de jamón. Y a continuación los enrollamos hacia el ángulo más alargado. Una vez
hecho, es recomendable apretar un poco los extremos del crusanito para que al
cocerse no se salga tan fácilmente el queso derretido.
Los vamos colocando en una
bandeja sobre una hoja de papel de hornear, los pintamos con el huevo batido, y
una vez ya esté el horno suficientemente caliente los introducimos y a dejar
que se hagan durante unos 15 minutos o hasta que se vean bastante doraditos.
Dejamos enfriar sobre una rejilla
y servimos. Se pueden rellenar también
de salchicha, sobrasada, chorizo, solo queso…. En fin, cualquier cosa que se os
ocurra.
¡Y a
disfrutar!
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