Estas magdalenas, la verdad es que
están muy buenas. Quedan muy jugosas y esponjosas. Es ya la
tercera vez que las hago, y casi siempre, para regalar.
Con estas cantidades da para unas 24
magdalenas, usando las cápsulas de papel.
220 gr. de harina.
medio sobre de levadura tipo Royal.
150 ml. de aceite de girasol.
50 ml. de aceite de oliva.
200 gr. de azúcar.
Ralladura de una naranja.
50 ml. de zumo de naranja.
4 huevos.
Elaboración
Batimos bien los huevos con el azúcar
hasta obtener una mezcla espumosa. Le vamos añadiendo el aceite poco
a poco a la vez que mezclamos y hacemos lo mismo con el zumo y la
ralladura de naranja. Por otro lado habremos tamizado la harina junto
con la levadura y se la añadimos a la mezcla líquida, igual, poco a
poco y mezclando bien, hasta obtener una masa homogénea.
Rellenamos ahora las cápsulas hasta
las ¾ partes de su capacidad o incluso un poco menos. Una vez llenas
las metemos en la nevera durante media hora. Si tenéis moldes de
muffins, es buena idea colocar las cápsulas en los moldes para que
no pierdan su forma, o si no, usar doble cápsula. De lo contrario,
al estar tanto rato la masa dentro de la cápsula sin cocinarse, ésta
se puede deformar perdiendo, por tanto, la forma clásica de
magdalena.
Precalentaremos el horno a 240º y una
vez transcurridos los treinta minutos, sacamos las magdalenas de la
nevera, ponemos un poco de azúcar encima de cada magdalena, bajamos
la temperatura del horno a 220ª y las horneamos durante 12-14
minutos.
Mi recomendación es usar solo el calor
de abajo con las magdalenas colocadas en el nivel intermedio y cuando
veamos que ya han subido añadir calor de arriba. Si ponemos calor
arriba ya des del principio corremos el riesgo de que se hagan muy
rápido por encima y al subir la masa la magdalena se raje,
deformándose mucho. Comprobamos que están hechas con un palillo,
sacamos y enfriamos sobre una rejilla.
¡A disfrutar!
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