No
hay nada como una salsa de tomate hecha por ti. El sabor que tiene no
puede compararse con el de la salsa ya hecha. Y lo mejor de todo es
que es muy fácil de hacer. Solo es necesario un poquito de tiempo,
ganas y tomates. Esta receta en realidad no es mía, se la copié a
mi madre, con algún pequeño cambio, pero básicamente es la receta
que ella lleva haciendo toda la vida. Así que, ¡ahí va la receta!